En opinión de algunos, el detonante que dio inicio a la asombrosa transformación de Bahía de Banderas fue cuando, en 1964 se le eligió como set para el rodaje de la película: La Noche de la Iguana.
Numerosos periodistas viajaron hacia la locación, un hermoso pero hasta entonces inhóspito paraje del Pacífico mexicano. Puerto Vallarta y en particular la playa de Mismaloya, acapararon los reflectores de Hollywood. En un abrir y cerrar de ojos la región saltó a la fama internacional, misma que habría de incrementarse al paso del tiempo y por méritos propios, hasta convertirse en uno de los polos turísticos más importantes del mundo.
Desde hace seis décadas la región comenzó a recibir cada vez más visitantes provenientes tanto de México como de otras latitudes del planeta, principalmente de Estados Unidos y Canadá. Algunos de ellos quedaron atrapados por sus encantos y decidieron residir en diferentes poblaciones de lo que hoy se conoce como la Riviera Nayarit.
Se trataba de visionarios que se percataron de su enorme potencial de desarrollo. Despuntaba ya el carácter cosmopolita que hoy distingue a la región.
Los estadounidenses fueron y siguen siendo, el grupo de nuevos pobladores más nutrido. Pero los canadienses les siguen muy de cerca y en la última década su número ha crecido de manera exponencial. No es casualidad que Flair Airlines anunció dos nuevas rutas aéreas que conectarán a las ciudades de Edmonton y Vancouver con el aeropuerto internacional de Vallarta y que se suman a las cinco ya existentes.
Además de su belleza, excelente clima y riqueza natural, la Riviera ofrece relevantes ventajas para norteamericanos y canadienses. Entre ellas está la cercanía con sus lugares de origen a los que pueden viajar constantemente. El costo de vida llega a ser entre 30 y 50% más económico que en sus países de nacimiento. Además, la zona cuenta con una infraestructura moderna que les permite llevar una excelente calidad de vida.
Los canadienses participan activamente en la economía local y han establecido negocios en diferentes ramos como hoteles, restaurantes, cafeterías, librerías, entre otros. Steve´s Sports, Captan Dons, Blake´s, son tan solo una muestra de ellos.
Mención especial merece la contribución de los originarios del país de la hoja de maple a los bienes raíces de la zona.
Cuando Estados unidos ha sufrido problemas económicos que por obvias razones han afectado la economía de la región, las inversiones de Canadá y México han mantenido a flote la industria inmobiliaria de la localidad. Actualmente el mercado se encuentra equitativamente repartido entre mexicanos, canadienses y estadounidenses, situación que se traduce en crecimiento, diversidad y estabilidad para el sector.
En la aldea global que habitamos las interdependencias financieras a nivel mundial son inevitables. La era post Covid lo evidencia significativamente. El reto para cada país consiste en reducir los efectos negativos de la pandemia y establecer las mejores condiciones para una pronta recuperación. Una forma de lograrlo es transformar obstáculos en oportunidades. Eso está sucediendo en el ámbito inmobiliario de Puerto Vallarta y la Riviera Nayarit. Paradójicamente, la crisis económica ha favorecido la búsqueda de inversiones seguras y de alto rendimiento y estás ventajas las ofrece la industria inmobiliaria.
Por los confines, en la Bahía de Banderas resulta común escuchar varios idiomas. Éstos corresponden a las diferentes nacionalidades que conforman su población, entre ellas, y de manera importante, la canadiense. Sin embargo la personalidad multicultural de la región habla el mismo idioma: el del progreso y la superación colectiva. Por ello, después de la Noche de la Iguana, surge el amanecer en el paraíso.