En el corazón de Mónaco, a poca distancia del Palacio Grimaldi y con vistas al mar Mediterráneo, se encuentra un oasis de paz: la Villa Clos-Saint Pierre. Esta joya arquitectónica de estilo Belle Époque ha sido testigo de algunos de los momentos más importantes de la vida de la Princesa Carolina.
Un regalo con historia
La Villa fue un regalo del Príncipe Rainiero III a su hija Carolina antes de su boda con Philippe Junot. Entre sus muros, la Princesa ha criado a sus hijos, Andrea, Carlota, Pierre y Alexandra, y ha recibido a personalidades de todo el mundo. Para brindar mayor comodidad e intimidad a su familia, la Princesa ha integrado dos casas vecinas a la propiedad original, creando una casa única donde cada uno puede disfrutar de su propio espacio.
Un encanto pintoresco
Escondida tras muros de piedras y plantas, la villa se caracteriza por sus tonos pastel y su estilo acogedor. Situada frente a la bahía de Mónaco, es considerada una de las viviendas más bellas de la Belle Époque en la Costa Azul.
Un interior elegante y confortable
La villa cuenta con al menos seis habitaciones, tres salones, biblioteca, varias salas de estar y comedores, una cocina y un enorme jardín. Las habitaciones son amplias y luminosas, con una decoración elegante y clásica que combina muebles antiguos y obras de arte. La Princesa Carolina tiene una suite privada con vistas al mar Mediterráneo.
Espacios para compartir y disfrutar
Los salones son espacios acogedores donde la Princesa recibe a sus invitados. Los muebles son de estilo clásico y las paredes están decoradas con obras de arte. La biblioteca es un espacio íntimo donde la Princesa disfruta de su pasión por la lectura.
Un jardín para el relax
El jardín de la villa es un oasis de paz en el corazón de Mónaco. Con una gran variedad de plantas y flores, además de una piscina, la Princesa Carolina y sus hijos y nietos pueden disfrutar del sol y la tranquilidad y sobre todo, privacidad.
Más que una residencia, un hogar
La Villa Clos-Saint Pierre es un reflejo del estilo y la personalidad de la Princesa Carolina. Un espacio lleno de historia, recuerdos y momentos compartidos, que se ha convertido en un verdadero hogar para ella y su familia.