La búsqueda de seguridad y tranquilidad impulsa la migración hacia urbanizaciones cerradas. Estos barrios o desarrollos cerrados se presentan como una alternativa atractiva para muchos, pero no está exenta de controversias. En este artículo, analizaremos las ventajas y desventajas de este estilo de vida.
¿Qué es una urbanización cerrada?
Una urbanización cerrada es un conjunto residencial privado, delimitado por muros o rejas, con accesos controlados y seguridad privada. Ofrece un estilo de vida que busca seguridad, tranquilidad y exclusividad, con servicios y comodidades dentro del mismo complejo, como parques, áreas de juego, piscinas, gimnasios, etc.
Ventajas de vivir en urbanizaciones cerradas
Seguridad: El principal atractivo de las urbanizaciones cerradas es la sensación de seguridad que ofrecen. Los accesos controlados, la vigilancia permanente y la presencia de seguridad privada disuaden a los potenciales intrusos, brindando un entorno más seguro para los residentes.
Tranquilidad: La vida en estos urbanizaciones o desarrollos suele ser más tranquila y apacible que en la ciudad. El menor tránsito vehicular, la ausencia de ruidos molestos y la planificación urbana generan un ambiente ideal para familias con niños o personas que buscan un espacio para relajarse.
Comodidad: Las urbanizaciones cerradas ofrecen una amplia gama de servicios y comodidades dentro del mismo complejo, como parques, áreas de juego, piscinas, gimnasios, centros comerciales, etc. Esto facilita la vida diaria de los residentes, quienes pueden acceder a todo lo que necesitan sin tener que salir del barrio.
Sentido de comunidad: Los residentes de urbanizaciones cerradas suelen desarrollar un fuerte sentido de comunidad y pertenencia. La interacción entre vecinos se ve favorecida por las actividades comunes y los espacios compartidos, creando un ambiente familiar y de apoyo mutuo.
Desventajas
Costo: El precio de las viviendas en urbanizaciones cerradas suele ser significativamente más elevado que en zonas comparables fuera de ellos. Esto limita el acceso a este tipo de vivienda a un sector de la población con mayor poder adquisitivo.
Aislamiento: La vida en una burbuja puede generar aislamiento social. Los residentes de estos barrios pueden tener menos contacto con la realidad del mundo exterior, lo que puede afectar su desarrollo personal y social.
Falta de diversidad: La homogeneidad social y económica es una característica común en las urbanizaciones cerradas. Esto puede limitar la interacción con personas de diferentes orígenes y perspectivas, creando una especie de “gueto” social.
Dependencia: Los residentes de urbanizaciones cerradas pueden llegar a depender en gran medida de los servicios y comodidades que ofrece el complejo. Esto puede limitar su autonomía y capacidad de desenvolverse en el mundo exterior.
En busca de un equilibrio
Para evitar estos efectos negativos, es necesario buscar soluciones que permitan crear comunidades más inclusivas, sostenibles y conectadas con la sociedad en general. Algunas medidas que se pueden tomar incluyen:
- Fomentar la interacción entre los residentes de urbanizaciones cerradas y la comunidad en general.
- Promover la construcción de viviendas de bajo costo en estas comunidades.
- Buscar soluciones para reducir el impacto ambiental de las urbanizaciones cerradas.
En definitiva, el objetivo debe ser crear un modelo de desarrollo urbano que equilibre las necesidades de seguridad y tranquilidad de los residentes con la necesidad de fomentar la cohesión social, la accesibilidad y la sostenibilidad.