A raíz de que Catar fue seleccionado por la FIFA como país sede de la Copa del Mundo en 2010, el país árabe se dio a la tarea de innovar, modernizar y, de cierto modo, reinventar su arquitectura para estar a la vanguardia y cumplir con los más altos estándares en cuanto a sostenibilidad y diseño.
Sin duda, el pilar del proyecto fueron los ocho estadios a cargo de, por mencionar a algunos, Norman Foster, Zaha Hadid y Fenwick Iribarren. En el diseño se priorizó adaptar la arquitectura a las necesidades del mundial, por ejemplo; primero, facilitar la accesibilidad; segundo, evitar las altas temperaturas dentro de los recintos; tercero, la sostenibilidad de cada proyecto.
Sostenibilidad e Innovación
Respecto a la sostenibilidad, los estadios fueron planeados para ser sostenibles desde el punto de vista energético mediante el uso de páseles solares, gestión de residuos y reutilización después del Mundial, pues seis de los ocho estadios fueron construidos con materiales modulares que los hacen 100% desmontables o modificables tras terminar la Copa del Mundo.
Además, el Mundial de Catar es el primero en contar con la certificación de sostenibilidad ISO 20121, que garantiza que se cumplan los requisitos para considerarlo un evento sostenible y neutro en cuanto a emisiones de carbono.
Estadio Lusail, epítome del diseño
El Estadio Lusail, donde se llevó a cabo el partido inaugural y donde se han jugado ya algunos partidos de la fase de grupos, es producto del diseño del estudio de Norman Foster, Premio Pritzker y uno de los máximos representantes de la arquitectura contemporánea.
El diseño del Lusail recoge la idea de los cuencos tradicionales árabes hechos a mano y sus luces dan un efecto de vida hacia el exterior.
“Levantamos la estructura del suelo para que cuando la gente entre al estadio llegue casi al centro (…) Da una sensación de teatro. Creamos este espacio reducido dentro, y luego sales y estás en este increíble estadio, ya sabes, con 80.000 asientos, que está inundado de luz. Queríamos crear contraste entre el interior y el exterior”, apunta el arquitecto Luke Fox, miembro del equipo de Norman Foster
“Tuvimos que trabajar en un sistema de refrigeración pasiva con una especie de fluido informático y un modelado dinámico para asegurarnos de que bajábamos la temperatura al nivel del campo para los jugadores y también para todos los aficionados. Ese fue un gran desafío. La refrigeración se lleva a cabo a través de unos niveles inferiores debajo de los asientos”, destaca Fox.
Además, cuando se dé por terminada la Copa del Mundo, el Lusail estará sujeto a un rediseño para darle una segunda vida y se transformaráEl exterior y el techo se mantendrán y los asientos se donarán a países que necesiten este tipo de material.
Estos mismos estándares de calidad y sostenibilidad se aplican a otros estadios con diseño innovador como el Al Janoub, con capacidad para 40.000 espectadores y diseñado por Zaha Hadid; el Al Thumama de la firma Ibrahim Jaidah y capaz de usar un 40 % menos de agua que uno convencional; el Al Bayt de AS+P Albert Speer con su coqueta forma de tienda beduina o el 974 de Fenwick Iribarren, el primer estadio cubierto desmontable y reutilizable por completo al estar construido íntegramente por contenedores de transporte y acero modular.
A la vanguardia del diseño
Por otro lado, parte fundamental de los preparativos de las atracciones sociales y culturales en Doha está dada por los nuevos edificios que por su diseño se han convertido en verdaderas obras de arte, dándoles atributos de tecnología, estilismo, modernidad.
Es así como Rem Koolhaas, I.M. Pei y Jean Nouvel, todos ellos premios Pritzker, diseñaron la Biblioteca Nacional, el Museo de Arte Islámico y el Museo Nacional, respectivamente, mientras que el Museo de Arte Moderno fue asignado al francés Jean-François Bodin.
A medio plazo, Catar ya ha anunciado que los también Pritzker Jacques Herzog, Alejandro Aravena y el mencionado Koolhaas se harán cargo del Museo Lusail, el Art Mill y el Museo del Automóvil.
El verdadero costo
Si bien es cierto que Catar no escatimó en el desarrollo de esta mega proyecto, el verdadero costo de este Mundial son las vidas de todos migrantes empleados que murieron de forma directa o indirecta en la construcción por las condiciones laborales extremas a las que fueron sometidos, lo que hoy sería nombrado como esclavitud moderna.
Puntualmente, una investigación del diario inglés The Guardian cifra en 6.500 los fallecidos en estas tareas desde 2010, mientras que la organización Human Rights Watch (HRW) responsabiliza a la FIFA de adjudicar el Mundial sin la debida diligencia en materia de derechos humanos y sin establecer condiciones sobre la protección de los cerca de 30.000 trabajadores migrantes empleados en las infraestructuras del Mundial.
Cifras que contrastan con las 3 muertes oficiales relacionadas directamente con la construcción de los estadios y las otras 37 de forma indirecta que no se produjeron en las zonas de trabajo.