El sobreturismo se reconoce como la masificación en términos de turismo que padecen algunas ciudades cuya popularidad ha crecido tanto que ésta afluencia de personas provocan daños en el entorno local y en los lugares históricos, así como una peor calidad de vida para los habitantes de la ciudad.
Como vimos durante la pandemia, el repliego de las masas permitió a los ecosistemas de los sitios más frecuentados reestablecerse, y a la flora y la fauna retomar espacios vitales de donde habían sido expulsados por el hombre. Lamentablemente, después del covid-19, las ansias por salir y volver a viajar acabaron con este avance que la naturaleza había ganado. El turismo excesivo post-pandemia en poco tiempo ha contribuido en gran medida al deterioro del medio ambiente.
Es importante poner sobre la mesa que el sobreturismo no sólo repercute en el menoscabo de la madre naturaleza, también es medible por los impactos económicos, políticos y sociales que tiene la región afectada. Pero, la verdadera pregunta aquí es, ¿cómo contrarrestar el sobreturismo? Y la respuesta tiene que ver con el término relativamente nuevo “turismo sostenible”.
El turismo sostenible implica el fomento socioeconómico de la región sin impactar negativamente en el medio ambiente y en el entorno urbano. Pero hoy, la definición tiene que ir más allá de eso. Los viajes sostenibles deben de potenciar la recuperación de comunidades afectadas por el turismo, de ayudar a la reducción de la pobreza, que implique la mejora de infraestructuras que favorezcan a los locales y la recuperación del medio ambiente.
¿Qué podemos hacer como viajeros?
Los viajes tienen un impacto enorme en las comunidades locales y es importante proteger los sitios naturales y los lugares culturales, por lo que los viajeros se deben de convertir en “embajadores” de la conservación y edificar una ética al rededor de esta conservación que contribuya a la protección del patrimonio cultural, de la biosfera y que cada viaje tenga un impacto positivo en la calidad de vida de los residentes de la zona en cuestión.
Para realizar un viaje sostenible es importante tomar ciertas prácticas en consideración. Algunas de ellas son:
- Los viajes cortos preferiblemente hacerlos en tren para evitar las emisiones de carbono que producen los aviones.
- Evitar hacer compras que involucren los plásticos de un solo uso y preferir a los prestadores de servicios que sigan esta práctica.
- Preferir empresas locales para garantizar que el dinero que se gasta quede dentro de las fronteras del país. Un ejemplo de ello es comer en los restaurantes locales para que la derrama económica se quede en la comunidad local.
De acuerdo con la OMT, el turismo mundial en 2021 significó un total de 415 millones de personas, por ello, aunque parezca poco, estas pequeñas acciones individuales se convierten en colectivas y tienen un impacto gigantesco sobre las comunidades que se visitan.