Lejos de ser solo un deporte exclusivo, el golf se ha convertido en un motor estratégico para el desarrollo turístico y económico en regiones clave de México. En particular, Puerto Vallarta y Riviera Nayarit han consolidado su posicionamiento como destinos de alto nivel gracias a una oferta robusta de campos de golf, muchos de ellos integrados en comunidades residenciales que combinan lujo, infraestructura y rentabilidad para el inversionista inmobiliario.
Un sector que genera más que deporte
Según datos del Consejo Nacional Empresarial Turístico, los turistas de golf gastan entre tres y cinco veces más que un visitante promedio y suelen hospedarse en estancias prolongadas, entre siete y diez noches. Este comportamiento tiene un impacto directo en sectores como la hotelería, el comercio, los restaurantes y, de forma creciente, en el mercado inmobiliario.
En la región de Puerto Vallarta y Riviera Nayarit operan actualmente al menos 10 campos de golf de clase mundial, varios de ellos diseñados por figuras como Jack Nicklaus, Greg Norman y Robert von Hagge. El Campo Vidanta, sede del Mexico Open at Vidanta —torneo oficial del PGA Tour—, ha dado visibilidad global a la zona, atrayendo no solo golfistas sino también compradores internacionales que buscan propiedades cerca de los greens.
Riviera Nayarit y Vallarta: epicentro de golf inmobiliario
Desarrollos como El Tigre Golf & Country Club en Nuevo Vallarta, Flamingos Golf en Bucerías, y Marina Vallarta Golf Club, ofrecen más que instalaciones deportivas: son comunidades planeadas que incluyen residencias, villas, departamentos de lujo, marinas, spas y servicios premium. Estas zonas han incrementado su plusvalía en hasta un 30% en la última década, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI).
Además, el modelo de turismo residencial está en auge. Muchos visitantes internacionales optan por adquirir una segunda vivienda dentro de complejos de golf, combinando inversión patrimonial con calidad de vida. Las propiedades integradas a campos de golf han mostrado mayor estabilidad de valor incluso en momentos de crisis, según estudios de Golf Tourism International.
Proyección económica con enfoque estratégico
El impacto económico del turismo de golf en México supera los 1,200 millones de dólares anuales, y Puerto Vallarta – Riviera Nayarit representan uno de los polos más dinámicos. La conectividad aérea con EE. UU. y Canadá ha sido clave en este crecimiento: en 2024, el Aeropuerto Internacional de Puerto Vallarta registró más de 6.8 millones de pasajeros, una cifra récord impulsada en parte por eventos deportivos de alto nivel.
A diferencia de otros segmentos turísticos, el golf activa un ecosistema completo: desde empleos especializados en mantenimiento, logística y hospitalidad, hasta servicios complementarios como entrenadores, diseñadores de campo, restauranteros y agentes inmobiliarios con certificación internacional.
Oportunidad para inversionistas
El auge de desarrollos inmobiliarios vinculados al golf también ha impulsado modelos innovadores como la inversión fraccionada mediante blockchain y el financiamiento compartido para proyectos habitacionales sustentables. Empresas como PropMatch y desarrolladores locales están utilizando estas herramientas para democratizar el acceso a bienes raíces premium, especialmente entre inversionistas jóvenes o expatriados que buscan diversificar sus portafolios.
En resumen, el golf en Puerto Vallarta y Riviera Nayarit no es solo una atracción deportiva: es un ancla de desarrollo inmobiliario y una palanca de crecimiento económico regional. Con una combinación única de infraestructura, entorno natural y visión estratégica, esta región del Pacífico mexicano se perfila como una de las más prometedoras en el mapa global del turismo de alto valor.
