La Cruz de Huanacaxtle es un lugar pequeño, apacible, donde las olas del mar tocan con sigilo y delicadeza sus playas. El Sol brilla intenso y la brisa suele refrescar el ambiente y el ánimo de residentes y turistas.
Antiguo pueblo de pescadores, este rincón de la zona es otro más de los tesoros de la Bahía de Banderas. Ubicado a tan solo seis kilómetros al norte de Bucerías y a 17 kilómetros al sur de Punta de Mita, en plena costa nayarita, el sitio brinda no pocos atractivos a quienes ahí viven o simplemente van de visita.
Según una popular leyenda, el pueblo debe su denominación a una cruz de madera tallada en honor de una mujer indígena enterrada bajo un árbol de Huanacaxtle, árbol típico de estos lares.
La Cruz (como se le conoce) tiene mucho que ofrecer, como torneos de pesca, fiestas en el mar, buceo, nado con snorkel, recorridos en lancha; mientras que, en la parte terrestre, se puede caminar por sus calles o andar en bicicleta, para trasladarse a restaurantes, bares, clubes de playa, hoteles…
Reflejo del sincretismo y fusión de estos lares, el poblado combina las manifestaciones de los huicholes, con servicios turísticos de primer nivel, gastronomía notable, una decente oferta de bienes raíces y su Marina, una de las mejores de la costa del Pacífico mexicano, con capacidad para dar abrigo y servicio hasta a 400 embarcaciones. No está de más mencionar que la Marina cuenta con todos los servicios necesarios para yates, lanchas y sus tripulaciones.
Vamos a la playa…
Entre las cosas que tiene que presumir el sitio están sus playas. Al ser la Manzanilla la más visitada de ellas, no es recomendable para quienes temen a las multitudes. Si se aventurase a ir ahí, conviene probar el pescado zarandeado, especialidad de la costa nayarita que se vende en restaurantes y puestos callejeros de La Manzanilla.
La buena noticia es que existen cerca de cinco kilómetros de arena clara y tibias aguas ideales para asolearse, nadar y bucear en el área. Hay opciones cercanas menos atestadas como algunos clubes de playa, o la tranquila Destiladeras, no muy lejos de ahí, camino a Punta de Mita.
Es menester visitar su famoso Mercado del Mar, un must en esta localidad dedicada en buena medida a la pesca. Uno puede, obvio, ir de comprar o si no simplemente curiosear y enterarse de las especies de pescados (atún, marlín, dorado…) y mariscos que se pescan en las aguas cercanas y que, tarde o temprano, estarán en las cocinas y mesas de algunos afortunados.
Justo ahí, en ese sitio, y frente a los yates y embarcaciones de la Marina, los domingos en temporada otoño-primavera se instala el Farmers Market. Este mercado es una delicia por la variedad de productos que ahí se puede encontrar: comida, helados, aguas frescas, ropa, artesanías, artículos de decoración, accesorios y joyería… De todo un poco y siempre con buen gusto y calidad, son artículos de la zona primordialmente, aunque también se venden artesanías de otras partes de la república mexicana. En ocasiones es posible obtener una buena rebaja de los locatarios, mientras felices compradores van y vienen tomando fotos, sacando la cartera para hacer sus compras o curioseando. Generalmente, un grupo musical ameniza la jornada.
Paseos y otros placeres
En la Marina se puede partir en excursiones a las islas Marietas, o rentar yate o lancha para ir de pesca o a practicar el buceo o el esnorquel; incluso se puede salir de ahí a pasear en velero. Una atracción popular es el paddle board, entretenimiento muy en boga que requiere un poco de práctica y de equilibrio para surcar las tranquilas aguas del mar.
Si bien se trata de una población pequeña, La Cruz sorprende por el número y calidad de decorosos hoteles asentados en la zona. Y, por otra parte, cuando se trata de alimentación, no hay que ir muy lejos; la oferta local incluye, obviamente, pescados y mariscos. Cabe mencionar que La Cruz ha tenido restaurantes que se volvieron leyenda por su calidad y servicio. Uno de ellos fue el de Salvador Machuca. Junto con su esposa e hijos, El Peludo -como se le conocía- por años sirvió suculentos platillos regionales, así como pescados y mariscos. Según muchos, era el mejor establecimiento gastronómico de toda la bahía. Funcionarios, locales, turistas, celebridades como Liz Taylor o Julio Iglesias, entre otros, comieron con El Peludo, quien incursionó en la política y abandonó el negocio restaurantero.
A la fecha, sigue operando Columba, otro recomendable lugar para disfrutar los placeres de la mesa y calmar el hambre. Según algunos locales, es “extraordinario” este sitio sencillo con especialidades locales y comida del mar, cuya clientela le ha sido fiel por años. Gastronomía mexicana, pizzas, sushi y cocina internacional, sin olvidar cafés o bares, complementan la oferta local para comer y beber.
Quien lo desee, puede dirigirse en automóvil o transporte público a Punta de Mita, en el norte, o a Bucerías o Nuevo Vallarta al sur en pos de más experiencias culinarias. Son recorridos breves y el recorrido bien vale pena.
Hay una notable oferta inmobiliaria en la zona. Lo mismo se venden terrenos o casas, que hay renta de villas y departamentos. Existe capacidad suficiente para expandirse y edificar nuevas propiedades para los retirados de Estados Unidos o Canadá, o bien para aquellos deseosos de ir a pasar temporadas de descanso en esta villa situada a apenas 32 kilómetros al norte de Puerto Vallarta.
Lugar tranquilo, con mucho de tradicional y a la vez aires de modernidad, la Cruz augura buena pesca a quienes lo visitan o decidan residir ahí.