Con el inicio de la pandemia y a lo largo de la cuarentena se han evidenciado o surgido necesidades que antes no se contemplaban en el imaginario colectivo de las personas. Una de ellas es la adquisición, para quienes tienen la capacidad de hacerlo, de las segundas viviendas. Ya sea en espacios rurales o en sitios de playa, es una realidad que la demanda de éstas ha ido en aumento y es por ello que en noviembre se pronostica una gran temporada de ventas.
Si bien es cierto que la compra- venta de inmuebles en zonas de playa depende de muchos factores, como la situación de los mercados, las finanzas personales de comprador y la situación específica de la ciudad, la adquisición de una segunda residencia se ha vuelto una necesidad para un cierto grupo poblacional. En el entendido de que la tendencia es el “home office” y que, ha llegado para quedarse, las personas buscan pasar más tiempo en su segunda residencia, adaptada a las nuevas necesidades que implican las renovadas formas de trabajo: mucha luminosidad, eficiencia energética, aislamiento acústico y la prevención de la contaminación.
Asimismo, las personas están en la búsqueda de un hogar que, además de que en el cual pasarán más tiempo, sea un sitio donde el estrés laboral y psicológico se reduzca de manera considerable, así como evitar el contacto en la medida de los posible. Otro factor importante en la búsqueda es la facilidad con la que se podría realizar la actividad física al aire libre y evitando entrar en contacto con el mayor número de personas.
La pandemia que azota al mundo ha hecho también tomar consciencia sobre la salud y las nuevas implicaciones que ésta lleva; por ejemplo, la importancia de mantenerse en buen estado físico y mental. Es por ello que las ventajas de una vivienda junto al mar nunca habían sido tan bien apreciadas y meditadas como ahora. Entre estas ventajas y beneficios se encuentran principalmente la ausencia de contaminación, un remedio natural para aquellos con problemas respiratorios y padecimientos cardiacos, beneficios para la piel (como una “inyección” de vitamina D) y la reducción del estrés que implica vivir en las grandes ciudades, donde el riesgo de contagio es mucho mayor, la vida es más acelerada y donde no hay forma de escapar de la contaminación.
Son estas las razones por las cuales Puerto Vallarta y la Riviera Nayarit se postulan como una de las mejores opciones para la adquisición de bienes inmuebles como segunda o ,de plano, primera casa. Son la renovación de sus espacios, la plusvalía, los excelentes precios para todo tipo de necesidades y gustos, la gran oferta de servicios hospitalarios Premium y la conectividad lo que hacen de esta zona del Pacífico mexicano la mejor de las opciones para la inversión de una residencia alternativa o una opción permanente de vida.
Camila Acuña